- ¿Te puedo pedir una cosa?
- Claro, dime.
- No desaparezcas…
- Claro, dime.
- No desaparezcas…
Ambos se quedaron en silencio, mirándose por unos instantes, tratando de rozar sus pieles a través del frío cristal que les separaba…
- Te quiero… y tengo miedo, tengo miedo de perderte… porque está en tus manos, porque en cualquier momento tú…
- No me iré.
- No me iré.
- Tienes que jurármelo.
- No. –dijo fríamente.
- ¿Por… qué? –contestó, decepcionada.
- Porque no necesito jurar algo tan evidente. Te amo, te necesito, voy a estar contigo, siempre, porque no está en mis manos… quédate conmigo.
- No. –dijo fríamente.
- ¿Por… qué? –contestó, decepcionada.
- Porque no necesito jurar algo tan evidente. Te amo, te necesito, voy a estar contigo, siempre, porque no está en mis manos… quédate conmigo.
pues me encanta. Ö
ResponderEliminarLo quieras o no, éste blog tendrá éxito :3
ResponderEliminar[L]
Nunca pensé que escribieses así, Berto.
ResponderEliminarEres genial, tendrá éxito :3
Hola u.u!
ResponderEliminarPara darle un toque de color al blog, deberías añadir alguna lindísima pic.
Ciao, no coman.
Me gusta como escribes. Tienes algo que se llama magia. No deberías dejar de hacerlo. Si continuas te seguiré leyendo.
ResponderEliminarATT: Mi nombre no importa
Vaya vaya, y yo que pensaba que nadie pensaba así..
ResponderEliminarincreible chico.
ohhh, qué bonito Albertico, estás hecho un poeta! Voy a cotillearte por aqui xD
ResponderEliminarBuena entrada, en serio :D